La larga historia de multiculturalismo y pensamiento intelectual, su rico folclore y su efervescente actividad artística y musical convierten a Serbia en un destino obligado a visitar.
Todo lo que nunca se oyó sobre Serbia es verdad: es cordial, acogedora y divertidísima. Hoy, gracias al talento industrial, la creatividad e iniciativa de los serbios, el país está retomando un papel fundamental en la región.
Rezumando una mezcla de ímpetu e inat (concepto serbio de rebeldía), este país no se anda con chiquitas: Belgrado es uno de los destinos fiesteros más locos del mundo, Novi Sad acoge el festival de música EXIT e incluso su hospitalidad es enfática: el forastero será saludado con un rakija y tres besos.
Serbia es un crisol cultural, salpicada de alminares sin duda un lugar extraordinario para visitar.